Desde la Comuna de los Sachas de nuestro Oriente ecuatoriano, un lugar distante y lleno de desafíos, llega la historia de Alany Peñareta, una joven de 18 años que ha enfrentado las adversidades con una valentía increíble.

Alany ha recorrido un largo camino, tanto físico como emocional, para llegar hasta aquí. Se le diagnosticó un Linfoma de Burkitt en el estómago hace 6 años y, después de un arduo tratamiento, logró vencer el cáncer. Sin embargo, la pandemia y problemas económicos la alejaron de sus controles médicos durante tres años.

Mediante un trabajo en conjunto con la Clínica Ambiental y su incansable equipo, Alany ha encontrado el apoyo necesario para reanudar su tratamiento en nuestro hospital. A pesar de las dificultades de transporte y la falta de un vehículo propio, su espíritu no se ha rendido.

Alany continua su tratamiento en nuestra casa de salud con varios exámenes y destaca la atención y la calidad humana de los profesionales de salud, personal administrativo y del personal de seguridad. A través de sus palabras, Alany comparte un mensaje poderoso: “No pierdan la esperanza. Aunque la vida nos presente desafíos enormes, siempre hay una luz al final del túnel".

A pesar de los obstáculos, como la pérdida de movilidad y la necesidad de suspender sus estudios en maquillaje profesional, Alany sigue soñando con el día en que volverá a caminar y podrá cumplir sus sueños. Su deseo de estudiar psicología y ayudar a otros es un reflejo de su profundo deseo de salir adelante y gratitud hacia quienes la han apoyado.

Cada paso de su camino es una lección de resiliencia y esperanza. Alany nos recuerda que, incluso cuando la vida nos pone a prueba, la fe y el apoyo pueden guiarnos hacia un futuro mejor.