Tuvimos una conversación enriquecedora con María Cristina Espinoza, donde compartimos risas y reflexiones sobre lo que pudo haber sido una tragedia. A pesar de la gravedad del incidente, Cristina lo enfrentó con un optimismo notable, lo cual fue crucial para su recuperación. En enero de 2020, Cristina sufrió un accidente doméstico mientras elaboraba aceites y cremas con alcohol.

En un “total descuido”, encendió una vela cerca del frasco, que explotó y la envolvió en llamas. Aunque intentó apagar el fuego, solo pudo extinguirlo rodando en el patio, resultando con graves quemaduras en el costado derecho. Después de siete días de dolor insoportable, buscó atención médica. En la sala de emergencias, fue atendida por un equipo que la cuidó con gran dedicación, realizando injertos de piel y limpiezas quirúrgicas. Su especialista, el Dr. Eduardo Basantes, destaca que su actitud positiva fue esencial, ya que las quemaduras pueden causar tanto daño físico como emocional. Cristina muestra sus cicatrices con calma, considerándolas como “arrugas”.

El Dr. Basantes advierte que estos accidentes son comunes en actividades cotidianas y recomienda precaución en la cocina y con cables eléctricos. Cristina, agradecida por la atención recibida, vive su vida con plenitud y aconseja a todos tener cuidado y buscar atención médica en caso de accidente.