En compañía de su hermana, Javier Lucero llega al control médico posterior a su cirugía. Se recuesta siguiendo las instrucciones de los especialistas, quienes se muestran contentos con el progreso de la condición de Javier. Esta familia, oriunda de Quinindé, llegó a nuestro hospital en busca de ayuda médica, tras la necesidad de una cirugía maxilofacial, ya que una caída provocó que su mandíbula se descolocara. Javier tiene una discapacidad intelectual del 84%, por lo que requiere cuidados de su familia cercana, así como su acompañamiento continuo.
Lourdes comenta que le hicieron un primer procedimiento pero su hermano se sentía inquieto y no tuvo los cuidados necesarios, por lo que nuestros especialistas realizaron una cirugía para corregir la luxación del cóndilo derecho, que impedía la correcta oclusión, y no podía cerrar su boca.
Tras la cirugía, la mandíbula volvió a su lugar, corrigiendo las dificultades de Javier e incluso, mejorando su apariencia. “Me siento feliz y muy agradecida por toda la ayuda que recibió mi hermano. Le atendieron de la mejor manera a tal punto que su cirugía fue oportuna y su carita ya no está virada”, manifiesta Lourdes.
Los controles continuarán, los cuidados en casa también lo que motiva a la familia Lucero y también a nuestros médicos, quienes procuran los mejores procedimientos para resolver estos casos de alta complejidad.