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Con una mirada brillante y llena de lágrimas, Blanquita nos recibe. Su historia es un testimonio de lucha, fe y esperanza. A sus 59 años, ha enfrentado una batalla difícil contra un tumor que apareció silencioso en su cuello y creció implacable con el tiempo. Desde su provincia natal, Los Ríos, hasta el Hospital Eugenio Espejo, su camino ha estado marcado por el dolor, pero también por la valentía y la determinación.

Nos cuenta, con la voz entrecortada pero firme, cómo soportó meses de sufrimiento antes de recibir la noticia que cambiaría su vida. “No soportaba los dolores de cabeza, eran tan fuertes que a veces no podía dormir”, recuerda. Con dos cirugías previas, el temor era grande, pero el deseo de seguir adelante pesaba más. Fue entonces cuando llegó al hospital, donde la recibieron con calidez y profesionalismo. “Han sido padre y madre para mí”, dice con gratitud, destacando el trato humano que ha recibido de cada médico, enfermero y especialista que la ha acompañado en este proceso.

Blanquita se aferra a la vida con un propósito claro: ver crecer a sus nietos. “Ellos son mi motor”, afirma con una sonrisa que ilumina su rostro. Habla de sus tres nietos con un amor inmenso, describiendo cómo cada uno le da razones para seguir luchando. “Le pido a Dios que me dé vida para seguir con ellos, para verlos cumplir sus sueños”, nos confiesa.

Ahora, con la cirugía realizada con éxito, se prepara para volver a casa. Aunque siente tristeza de dejar el hospital y a quienes la han cuidado con tanto esmero, sabe que su camino continúa. Con disciplina y determinación, se compromete a seguir las indicaciones médicas y cuidar su salud con la misma entrega con la que ha enfrentado esta batalla.

Sueña con emprender un pequeño negocio en su hogar, vendiendo delicias que evocan su infancia y el cariño de su tierra. “Yo sé que Dios me va a dar fuerza para hacerlo realidad”, dice con convicción. En cada palabra, en cada gesto, Blanquita nos deja una lección de vida: la esperanza es más fuerte que cualquier adversidad, y el amor por los suyos es el motor que la impulsa a seguir adelante.