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Quito, mayo de 2025 – A sus 59 años, César Iván Sarzosa Ayala cierra una etapa que marcó su vida y la de muchos que compartieron con él el día a día del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo. Con casi 37 años de servicio en el sistema público de salud, Iván se despide con la frente en alto y una trayectoria ejemplar que honra el compromiso, la calidez humana y el sentido de pertenencia institucional.

Su historia comienza en 1988, cuando ingresó al hospital como asistente de admisiones. Desde entonces, su recorrido ha sido amplio y significativo: pasó por ventanillas, emergencias, contabilidad y centros de salud externos. Cada área dejó en él aprendizajes y, a su vez, Iván dejó en cada espacio una marca imborrable de profesionalismo y cercanía.

“Nos daba gusto hasta quedarnos más tiempo”, recuerda con nostalgia, aludiendo a años de intenso trabajo pero también de fuerte compañerismo. A pesar de los cambios tecnológicos y administrativos a lo largo del tiempo, nunca perdió de vista el valor del contacto humano. Adaptándose con humildad a la digitalización y los nuevos procesos, supo mantener intacto su espíritu servicial.

Más allá de sus funciones administrativas, Iván descubrió el lado más humano de su labor: el trato directo con los pacientes. “Uno se hacía amigo de la gente”, afirma con una sonrisa serena. Esta conexión genuina con quienes llegaban al hospital en busca de ayuda, convirtió su trabajo en una experiencia profundamente significativa.

Próximo a su jubilación, Iván se despide con gratitud y con la certeza de haber dado lo mejor de sí. Para él, el hospital no fue solo su lugar de trabajo: fue su segunda casa, una familia construida entre pasillos, memorias y afectos.

Su deseo, ahora que cierra este ciclo, es que el espíritu de unidad, empatía y vocación se mantenga vivo en las nuevas generaciones que forman parte del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo.

Desde esta institución, le rendimos un sincero homenaje a su trayectoria, y le agradecemos por su invaluable aporte a la salud pública ecuatoriana.

¡Gracias por tanto, Iván!