En el Hospital de Especialidades Eugenio Espejo se realizó con éxito un nuevo trasplante renal, sumando ya cinco intervenciones de este tipo en lo que va del año. Sin embargo, esta no es una historia más: se trata de Mauricio Clerque, un paciente de 63 años que hoy se convierte en símbolo de esperanza y ejemplo de que la edad no es un límite cuando se trata de luchar por la vida.
La intervención estuvo a cargo del equipo de cirujanos conformado por los doctores Ortiz, Lima y Salazar, quienes destacaron el caso como uno de gran satisfacción profesional, no solo por el resultado médico, sino por la energía y determinación del paciente. “Es gratificante ver cómo alguien que estaba perdiendo las esperanzas ahora proyecta un futuro sin diálisis”, señalaron.
Mauricio recuerda con detalle cada instante de esa noche en que su vida cambió: “Me llamaron el viernes en la noche, llegué al hospital a las cinco de la mañana y a las tres y media entré a cirugía. A las once ya estaba en recuperación”, relata aún sorprendido por la rapidez del proceso. Lo que más repite, con voz temblorosa, es la palabra “bendición”. Confiesa que pensó que no sería tomado en cuenta debido a su edad, y que lloró durante toda la madrugada al recibir la noticia.
Una semana después del procedimiento, su recuperación es evidente. Presenta un tono de piel saludable, ha dejado atrás el agotamiento que le provocaban las diálisis y siente que su “riñoncito”, como lo llama cariñosamente, se está acoplando perfectamente a su cuerpo. “Los médicos dicen que el riñón está funcionando muy bien. Me siento renovado”, afirma con una sonrisa y una gratitud contagiosa.
La historia de Mauricio es también la historia de su familia, que ahora puede planificar un futuro sin las limitaciones que imponía la enfermedad. Es un testimonio que reafirma el compromiso del Hospital Eugenio Espejo con la salud y la calidad de vida de sus pacientes, y que demuestra que, cuando la ciencia, la vocación y la esperanza se unen, los milagros se vuelven posibles.