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Quito, julio de 2025. — Tras convivir durante más de dos años con una hernia inguinal bilateral que afectaba su movilidad y calidad de vida, Andrés, paciente del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo, decidió someterse a una intervención quirúrgica que marcó un antes y un después en su salud.

La molestia, que inicialmente era soportable, se convirtió en parte de su rutina diaria. Las exigencias físicas de su trabajo como cerrajero y la postergación del cuidado personal contribuyeron a que el cuadro se agravara. Fue una advertencia médica —donde se le informó sobre las complicaciones que podía generar la hernia si no se trataba, incluyendo el riesgo de cáncer— lo que lo motivó a tomar acción.

“La atención fue súper buena, profesional y clara en todo momento”, expresa Andrés, quien hoy, a un mes de la cirugía, relata su experiencia con alivio y gratitud. Aunque en los primeros días se presentó una complicación leve, el acompañamiento constante del equipo médico permitió una recuperación progresiva. En poco más de un día, pudo volver a caminar por sus propios medios.

Actualmente, si bien aún no puede realizar esfuerzos físicos intensos propios de su oficio, ha retomado sus actividades cotidianas con normalidad. “Me siento excelente. Esta cirugía me devolvió calidad de vida”, afirma convencido.

Andrés invita a otros pacientes a no ignorar el dolor y confiar en el personal médico. “No esperen a que sea demasiado tarde. La salud es lo primero”, concluye.

Este testimonio evidencia el compromiso del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo con la atención integral de sus pacientes, promoviendo no solo la recuperación física, sino también el bienestar emocional y social de quienes confían en sus servicios.